Tratamiento para las hemorroides: cuáles son los más efectivos
Las hemorroides, también conocidas como almorranas, es un trastorno sanitario extraordinariamente frecuente. Pese a ser un mal banal, las hemorroides pueden llegar a ser muy molestas y, en algunos casos, bastante dolorosas. Su curación es complicada, aunque existen algunos remedios y recomendaciones para evitar que aparezcan.
¿Por qué se forman las hemorroides?
Por una dilatación de las venas situadas en la ampolla rectal. Cuando esto ocurre, dichas venas no son capaces de retornar la sangre que circula por su interior. Cuando se forman en el interior se conocen como hemorroides internas. Por el contrario, si están en el exterior son externas
Métodos profilácticos
Como se ha apuntado, una vez aparecidas las hemorroides no son fáciles de eliminar. Por ello, el tratamiento más efectivo es evitar los factores que favorecen su aparición, es decir, cargar contra las causas de las hemorroides.
Recomendaciones
- Evitar tomar alcohol, café y chocolate en exceso, puesto que estas sustancias son vasolidatoras.
- Tratar de mantener una buena regulación intestinal.
- Mantener una buena higiene íntima.
- No practicar ciertos deportes como el ciclismo o la equitación.
- No usar prendas que presionen en exceso el abdomen.
Productos naturales
Si, pese a haber tomado precauciones, las hemorroides han aparecido, la aplicación de productos naturales: ruscus, rutina, diosmina o castaño de indias suele dar buenos resultados en muchas personas.
Pomada para hemorroides
Otra opción son las pomadas especiales. Estos productos, además de contener algunos de los productos anteriormente citados, tienen, además, pequeñas dosis de corticoides, anestésicos locales y emolientes, estos últimos sirven para ablandar las durezas. Estas pomadas tienen un buen efecto anti-inflamatorio, consiguiendo aliviar las molestias. Por lo general, se aplican entre dos y tres veces al día.
Aprender a convivir con ellas
Por desgracia, una vez aparecidas los diversos tratamientos, por lo general, alivian, pero no llegan a conseguir el objetivo deseado de erradicarlas completa y definitivamente. A veces no queda otro remedio que acostumbrarse a convivir con ellas y controlarlas en la medida de lo posible para que no generen molestias, o estas sean mínimas.